Todos tenemos esas reuniones ineficientes, improductivas o sin rumbo. ¿Cómo podemos mejorarlas cuando no somos los que las dirigimos? Aquí les mostramos cómo involucrarnos antes, durante y después para dirigir las cosas en la dirección correcta.
El mejor momento para intervenir a menudo es antes de que la reunión tenga lugar. Pongámonos en contacto con el organizador para preguntar si hay una agenda, materiales relevantes que puedan compartir por adelantado o cualquier cosa en la que podamos ayudar para prepararnos.
Durante una reunión que se desvía del tema, podemos tomar la iniciativa y redirigir la conversación. Referirnos a la agenda si existe una. Si no hay una agenda, podemos intervenir para clarificar el objetivo de la reunión y señalar cuando la conversación se sienta fuera de tema.
Después de la reunión, contactemos al organizador para comparar notas y clarificar los próximos pasos y quién es responsable de ellos. Esto garantizará un seguimiento adecuado y que la reunión no haya sido en vano.
En conclusión, mejorar la eficiencia de las reuniones requiere una participación activa antes, durante y después de las mismas. Al colaborar con los organizadores para preparar agendas, redirigir conversaciones durante la reunión y asegurar un seguimiento claro, podemos transformar reuniones ineficaces en sesiones productivas y con propósito. Esto no solo mejora nuestra productividad, sino que también fortalece la colaboración y el logro de objetivos en equipo.
Este tip es adaptado de los artículos y publicaciones realizadas por Harvard Business Review.
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