La mayoría de nosotros tendemos a obsesionarnos con nuestras debilidades. Sin embargo, reflexionar sobre nuestras fortalezas innatas—las habilidades que nos vienen naturalmente y nos distinguen—puede ayudarnos a maximizar nuestro potencial y hacer un impacto único en nuestro rol. Aquí les mostramos cómo entender nuestras fortalezas innatas.
Entienda sus fortalezas innatas
Empecemos por pedir retroalimentación a mentores y colegas. Preguntas como, “¿En qué situaciones sobresalgo?” o “¿Qué me hace un buen colaborador en equipo?” o “¿Qué tipo de trabajo ves que me emociona y energiza?” pueden revelar fortalezas que podríamos pasar por alto. Sus ideas, basadas en observarnos y trabajar de cerca con nosotros, son datos valiosos.
Luego, pongámonos en nuevas situaciones. Busquemos oportunidades para asumir tareas, proyectos y responsabilidades diferentes. Prestemos atención a lo que gravitamos naturalmente y aprendemos fácilmente. Las nuevas experiencias pueden activar fortalezas ocultas que permanecen dormidas en entornos familiares.
Finalmente, seamos conscientes de nuestros sesgos. Tengamos cuidado de no proyectar nuestras fortalezas en los demás. No todos tienen las mismas fortalezas innatas que nosotros. Cuando alguien no cumple con nuestras expectativas, reflexionemos sobre si es porque carece de una habilidad que poseemos naturalmente. Esta conciencia puede ayudarnos a entendernos mejor a nosotros mismos y a nuestros colaboradores.
En conclusión, descubrir y aprovechar nuestras fortalezas innatas es esencial para nuestro crecimiento personal y profesional. Al buscar retroalimentación, experimentar nuevas situaciones y ser conscientes de nuestros sesgos, podemos entender y desarrollar mejor nuestras habilidades únicas. Esto no solo nos permite maximizar nuestro potencial, sino también contribuir de manera más efectiva y empática en nuestro equipo y entorno laboral.
Este tip es adaptado de los artículos y publicaciones realizadas por Harvard Business Review.
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